El partido de anoche
en Mestalla es de esos que todo espectador agradece cuando se pone frente al
televisor, al igual que ocurriera con el Bilbao- Barça por ejemplo, nada que
ver con esos partidos aburridos en los que las únicas dudas a despejar son
cuantos goles serán capaz de hacer Madrid o Barça o si Messi y Cristiano anotarán
en su haber un nuevo hat-trick. En estos tiempos en que los dos super gigantes
del fútbol arrollan a todo aquello que se cruza en su camino, resulta
gratificante ver un partido lleno de emoción y suspense como el de anoche,
porque Soldado se empeñó en hacernos tener el corazón en un puño hasta el último
suspiro. El duelo táctico que plantearon Mou y Emery fue una partida de ajedrez
en toda regla, de la que sería injusto dar a uno como vencedor, los puntos se
fueron a Madrid si, pero tiene mucho mérito el planteamiento de Emery que
compartió en igualdad la posesión del balón, el número de ocasiones y casi los
goles y los puntos. En lo que va de año, nadie ha sido capaz de rematarle tanto
al Madrid, creo que ni siquiera el Barça en la Supercopa, por eso es muy “emérito”
todo lo que hizo el técnico vasco. El día del Osasuna en el Bernabeu, le ví en
el palco tomando notas junto a su ayudante, y a juzgar por lo visto ayer no
perdieron el tiempo, y tomaron buena nota de la exhibición de Alonso, por eso
ayer pusieron a Parejo para taponar la línea de pase que conectaba con el donostiarra,
aún así Xabi volvió a hacer un partido notable y fue actor principal en el gol
que abrió el marcador.
El partido de ayer
estaba señalado en el calendario del Madrid del mismo color que la indumentaria
que empleó para jugarlo, y es que ahí de donde nadie ha salido victorioso esta
temporada, y ahí donde el Barça rescató un punto casi sobre la bocina, era
donde se iba a medir de verdad la credibilidad de este demoledor Madrid, mas aún
llegando de medio mundo la mayor parte de la plantilla, y el medidor arroja un
dato claramente positivo a pesar del resultado ajustado y del suspense final, que
no debió ser tal, porque el Madrid solo se despistó cuando tenía el partido
encarrilado y ganado, el gol de Ramos certificaba la victoria y la superioridad
del Madrid como conjunto, pero el despiste confiado de Marcelo y la sangre en
vena que metieron a Soldado siendo un niño en la antigua Ciudad Deportiva,
hicieron que se desmontaran los planteamientos tácticos y se apelara a la épica
en uno y otro bando, de hecho ni el gol picaruelo que anotó CR7 sirvió para
aplacar los ánimos de un Valencia que nunca cejó en su empeño de tumbar la
muralla madridista y que caprichos del destino, Higuain mantuvo en pié tumbado él
en el suelo. Ahí acabó la lucha de dos ejércitos de legionarios, comandados
magistralmente por dos Generales de la pizarra que sin ninguna duda darán
muchas alegrías a sus respectivas aficiones, dos Generales firmes, férreos e
implacables y a la vez majestuosos, afectuosos y hasta emotivos; dos Generales
que cabalgan (Mou a lomos de Callejón) con paso firme camino de la gloria.
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