Y llegó el día, y llegó la hora, y el cielo de Madrid se negaba a oscurecerse, se negaba a no iluminar al nuevo Dios del fútbol, pero dejó hacer, dejó que el Olimpo futbolístico se iluminase artificialmente para recibir al nuevo Apolo, ahí, en su nuevo Templo, en el Templo de Templos, apareció el hercúleo Cristiano brillando con luz propia para comenzar a escribir nuevas y sagradas páginas blancas en la aún mas sagrada historia del club de clubes.
Apolo, Dios de la luz y del sol, de la verdad y la profecía, de la música y la poesía, de las artes y la belleza, etc, tenía su templo en las faldas del Monte Parnaso, muy cerca de Delfos; desde ayer su sucesor se asentó no en un teatro de sueños, sino en un Templo de realidades, y fue ahí, ante un inmenso haz de luz y ante miles de fieles discípulos de la Religión Blanca cuando el Dios se convirtió en hombre y el hombre en niño, la prepotencia injustamente atribuida en la mas sencilla de las humildades, la arrogancia en humanidad y la firmeza en inseguridad, hasta tres veces necesitó tragar saliva y respirar profundo para que las lágrimas de emoción no hicieran surco en su cara, antes de pedirle a un estadio entero que a la de tres gritaran con el corazón HALA MADRID.
Cristiano, antes de ayer, eras el mejor jugador del mundo, hoy lo sigues siendo, pero además has entrado en el corazón de todos los madridistas, recuerda la frase de Florentino, “Te exigirán el máximo, pero te lo darán todo”, se que sabes perfectamente el significado de esas palabras, y que eres lo suficientemente inteligente para saber interpretarlas en el terreno de juego, estas llamado a ser uno de los mejores; tras su paso por Madrid, a Zidane se le elevó a la categoría de los cinco grandes (Di Stefano, Pelé, Beckembauer, Cruyff y Maradona), ayer, uno de ellos te dio su bendición y te “prestó” su número con el que consiguió cinco de esas nueve copas que te dieron la bienvenida. Estas en el lugar apropiado para unirte a ese selecto Club, desde ese beso que diste ayer al Real Escudo de escudos, estarás ya ligado a él por el resto de tus días, aprovecha el viento favorable que te brinda el madridismo y conduce tu carrera a las mas altas cotas del éxito participando como protagonista en los muchos triunfos que aquí vas a conseguir. Antes eras grande Cristiano, ahora eres enorme y esa enormidad solo la concede el mas grande de los clubes, tu has entrado en el olimpo por la puerta grande, nunca olvides el recibimiento que te dio el Real Madrid, ámalo, defiéndelo, siéntelo y el hará lo mismo contigo. Todos juntos: “UN, DOS, TRES…HALA MADRID”
Apolo, Dios de la luz y del sol, de la verdad y la profecía, de la música y la poesía, de las artes y la belleza, etc, tenía su templo en las faldas del Monte Parnaso, muy cerca de Delfos; desde ayer su sucesor se asentó no en un teatro de sueños, sino en un Templo de realidades, y fue ahí, ante un inmenso haz de luz y ante miles de fieles discípulos de la Religión Blanca cuando el Dios se convirtió en hombre y el hombre en niño, la prepotencia injustamente atribuida en la mas sencilla de las humildades, la arrogancia en humanidad y la firmeza en inseguridad, hasta tres veces necesitó tragar saliva y respirar profundo para que las lágrimas de emoción no hicieran surco en su cara, antes de pedirle a un estadio entero que a la de tres gritaran con el corazón HALA MADRID.
Cristiano, antes de ayer, eras el mejor jugador del mundo, hoy lo sigues siendo, pero además has entrado en el corazón de todos los madridistas, recuerda la frase de Florentino, “Te exigirán el máximo, pero te lo darán todo”, se que sabes perfectamente el significado de esas palabras, y que eres lo suficientemente inteligente para saber interpretarlas en el terreno de juego, estas llamado a ser uno de los mejores; tras su paso por Madrid, a Zidane se le elevó a la categoría de los cinco grandes (Di Stefano, Pelé, Beckembauer, Cruyff y Maradona), ayer, uno de ellos te dio su bendición y te “prestó” su número con el que consiguió cinco de esas nueve copas que te dieron la bienvenida. Estas en el lugar apropiado para unirte a ese selecto Club, desde ese beso que diste ayer al Real Escudo de escudos, estarás ya ligado a él por el resto de tus días, aprovecha el viento favorable que te brinda el madridismo y conduce tu carrera a las mas altas cotas del éxito participando como protagonista en los muchos triunfos que aquí vas a conseguir. Antes eras grande Cristiano, ahora eres enorme y esa enormidad solo la concede el mas grande de los clubes, tu has entrado en el olimpo por la puerta grande, nunca olvides el recibimiento que te dio el Real Madrid, ámalo, defiéndelo, siéntelo y el hará lo mismo contigo. Todos juntos: “UN, DOS, TRES…HALA MADRID”