viernes, 26 de febrero de 2010

A TENERIFE CON EL 7

Han pasado casi dieciocho años desde que el Tenerife irrumpió en las vidas de los madridistas haciéndonos derramar lágrimas de sangre. Quién que en aquella época tuviera uso de razón no recuerda a Buyo con aquella gorrilla blanca para protegerse del brillante sol tinerfeño siendo ametrallado por los isleños o la imagen de un Michel roto por la decepción y la amargura. Fueron momentos difíciles de digerir, por dos años consecutivos el Madrid cedió la liga al Barcelona del Chupa Chups, al Barcelona de Cruyff. Por aquel entonces yo tenía trece años, no pude ver el partido por televisión y no recuerdo el motivo, pero recuerdo estar toda la tarde pegado al aparato de radio, vibrando con los goles de Hierro y Hagi, hasta que el destino quiso que aquel 7 de Junio de 1992 pasase a ser un día negro en la blanca historia del Club de Clubes. Al terminar el partido apagué la radio, y me quedé con la única compañía de mis lágrimas.
Mañana, el Madrid vuelve al Heliodoro Rodríguez, y desgraciadamente creo que solo dos jugadores son conscientes de lo que pasó allí hace casi dieciocho años. Raúl y Guti que por entonces eran dos imberbes que empezaban a vivir su adolescencia , seguro que derramaron alguna de esas lágrimas que antes mencionaba; el resto de la plantilla habrá oído historias, pero no alcanzan para comprender el sentir madridista de aquellos días. La situación en la que ahora llega el Madrid a la isla es distinta, pero quizá no menos peligrosa, conseguido el objetivo de tener al Barça a tiro, es imprescindible sumar mañana tres puntos, si no se hace, otra liga podría empezar a esfumarse en Tenerife. Para evitarlo, el Madrid lleva un antídoto, pero Pellegrini lo tiene en el banquillo, nadie representa mejor que el “7” ese gran Madrid que cuenta la historia, recuperarle por tanto es capital para emprender el último tramo de la temporada, ojala mañana juegue de inicio, ojala Raúl juegue de Raúl y explique sobre el césped a sus compañeros que lo que el Madrid perdió allí, allí hay que comenzar a recuperarlo.