lunes, 22 de agosto de 2011

SUPERCOPA

Hacía muchos años que los dos grandes del fútbol español no se veían las caras en verano para disputar la Supercopa, para darle lustre a un título que muy poco o casi nada importa a unos y a otros, lo que importa es el honor, el pegar el primer puñetazo encima de la mesa. Lo que meses atrás dejó la borrachera de clásicos no era precisamente un ambiente agradable, mas bien todo lo contrario, descalificaciones, declaraciones rayanas a lo desagradable, y juego sucio, mucho juego sucio, no se confunda nadie, juego sucio por uno y otro lado, porque actitudes reprochables hubo en un bando y en el otro, pero no es cuestión ahora de enumerarlas, porque el pasado, es solo eso pasado.

Pero esto amigos no es jauja, es un Madrid- Barcelona a doble partido, y la peña no se si perdona, pero es evidente que no olvida, nadie olvida, para ser sincero yo tampoco olvido, y es por eso que he vivido el desenlace de este título “pequeñito” (como dice Mou) con la misma intensidad que si de otra semifinal de Champions se tratara, porque como decía Aquiles en Troya, no hay pactos entre leones y hombres, porque Madrid y Barça están condenados a disputarse hasta una partida a las chapas. Y por ahí ha transcurrido esta Supercopa, disputa pura y dura, fútbol en estado puro, velocidad, vertiginosidad, intensidad y ocasiones de gol puso el Real Madrid, y técnica, pausa, defensa y goles puso el Barça. Sin duda a los puntos hubiera habido dos campeones en esta Supercopa, porque la foto finish no aclara quién es el vencedor, pero esto es fútbol, y aquí gana el que mas balones es capaz de meter en la portería, y ese fue el Barcelona, bueno, a decir verdad fue Messi, jugador que, aprovecho la ocasión de decir esto, es capaz de ganar títulos por si solo con el Barcelona, pero que me resulta curioso no es capaz de hacerlo con Argentina.

De lo futbolístico solo me queda por decir que las sensaciones que a mi me ha dejado el Real Madrid han sido maravillosas, nada que ver con aquellos planteamientos de meses atrás, que serían mas o menos acertados, pero desde luego mucho menos agradables a mi retina o la de cualquier aficionado que el visto en estos dos partidos.

Y toca lo malo, lo que poco o nada tiene que ver con el fútbol, con el espectáculo, y en definitiva lo que hace que este tipo de enfrentamientos cobren cada vez mas, catálogo de alto riesgo. Debo decir y digo antes que nada que me parece francamente lamentable que Mou se dirija al segundo entrenador del Barcelona a meterle un dedo en el ojo, mal Mou, muy mal. Respecto al supuesto juego duro contra el que claman esos de ahí arriba, muy reprochable la entrada de Marcelo a Fabregas, roja directa y a vestuarios. Hasta ahí los hechos reprobables solo de madridistas, porque lo que vino a partir de ahí fue un cúmulo de actos chabacanos y barriobajeros propios de chavales con inexistente educación y carentes de cualquier tipo de signo cívico. Y al primero que meto en el saco es al señor Guardiola, a ese caballero enmascarado que con sus aspavientos y signos de protesta introduciéndose en el campo da lugar a unos actos lamentables que nunca deberían existir en un terreno de juego ni fuera de él. Sr. Guardiola, se supone que sus pupilos son hombres, jugadores de fútbol profesional, esto ya no es un partidillo de niños a los que hay que salir a proteger o defender cuando le dan una patada, los partidos de recreo ya pasaron José, y sus pupilos cobran millonadas por salir a jugar, y eso implica también recibir patadas, no solo dar pases y meter goles, si no quieren exponerse a eso, que jueguen a Voley Playa. Llevan ustedes quejándose, fingiendo y lamentándose durante los últimos seis partidos que contra el Real Madrid han disputado, su prensa afín acusa a algunos de nuestros jugadores de carniceros y asesinos, a nuestro técnico de provocador y a nuestra institución de lamentable y carente de altura. Esas no son precisamente maneras de hacer amigos, por no hablar de las ayudas arbitrales, que creo ya huelen demasiado. Si quieren ustedes crear un clima de pacifismo, pidan a los árbitros actuaciones imparciales, a los jugadores conductas intachables y a los directivos declaraciones humildes, hablen de club a club, intenten hacer un pacto de honor, no vulneren los principios de compañerismo, y así quizá recibirían menos patadas, aunque claro quizá así recibirían mas goles. Nada mas, quedan aproximadamente tres meses para el siguiente clásico, tiempo suficiente para reflexionar, para profundizar en el porqué se ha llegado a estos extremos, aunque mucho me temo que la gloria va de la mano de la condena, todos queremos ver a Madrid y Barcelona enfrentándose, y un enfrentamiento, todo el mundo sabe lo que significa literalmente…

No hay comentarios:

Publicar un comentario